Aborígenes de un territorio hoy tan heterogéneo culturalmente como lo es Tlaneplantla, en el Estado de México, asiento de dos de los terruños más grandes del metal en el país con Ecatepec, el legendario Ecatepunk, semilla de uno de los pilares del metal nacional como lo son los hermanos Partida y Alberto Pimentel de Transmetal, Envenomed, una guarida tripartita de thrash prácticamente en estado puro, abrieron a La Nopalera sus sentimientos y hablaron de ese lado oscuro de la moneda que azota al movimiento subterráneo en el país.
A una semana de presentarse en Huajuapan de León, en la región de la Mixteca, junto a las bandas locales Evil Blood y Survival, David, Edson y José Manuel señalaron a Oaxaca como una de las dos plazas más importantes para el metal extremo en México, junto con Monterrey, Nuevo León, ó, al menos, es la experiencia y legado que les han dejado los hoy casi extintos Strike Master, quienes se despidieron de la nopalera apenas en mayo pasado.
Pero también es otra de las sorpresas que dieron Envenomed al afirmar saber la causa real de la separación de una de las bandas mexicanas con mayor trayectoria y ser la única nacional en presentarse en un festival prácticamente snob en Alemania.
Con diez años en el andar y cuatro por cumplir con el grupo “envenenado”, que toma su origen de una legendaria rola de los míticos Demoliton Hammer, esta es la historia que comparten con Oaxaca.
Reglas de violencia.
“Empezamos con una banda de punk hardcore llamada Hardcrash, pero estamos ya dándole diez años”, inicia la charla David, el corpulento guitarrista del grupo que ve entre sus mayores influencias a grupos como Sacrifice, Ritual Mortis, Sepultura, Death, Slayer y Exumed, y al tiempo de compartir una sudada caguama y sorber un tiro de tabaco agrega: “somos una banda apoyada e influenciada por las reglas de la violencia y la locura”.
Pero también medita y explica, apoyado por Edson: “Siempre hemos buscado la libre expresión de lo que persigue el ser humano en este mundo que siempre estamos madreando, siempre queremos meterle esa antítesis, arrojar todo musicalmente, somos una banda que toca thrash/death metal que te va a reventar los oídos”.
Entre lucha libre y heavy metal.
Pero al ser cuestionados sobre el compromiso interior que tiene al ser originarios de un municipio por tradición metalero como Tlaneplantla y que hoy sufre, por llamarlo de alguna manera, de una diversidad musical desde hace más de una década, David responde: “Tlanepantla fue un escenario muy grande con la arena ‘López Mateos’, que fue considerada la catedral del metal en México”.
Y es que junto a la lucha libre, el gran pancracio azteca, el rock subterráneo –metal y punk– fue una de las semillas que floreció esa arena hoy prácticamente olvidada, como en su tiempo también lo fueron los escenarios de Ecatepunk, donde el género, como su raíz lo indica, resiste.
“Ahorita el ambiente ahí es un tanto complicado (en Tlanepantla) por muchos compadrismos tontos, en el sentido de que personalmente te puedes llevar muy bien con una banda, pero eso no es sinónimo de que te guste, es algo muy aparte, la música es un idioma y un lenguaje que va más allá de una relación interpersonal, es buscar tus ideales, lo que buscas en la vida, porque mucha gente no lo toma como una forma de ser, lo toman como un hobby”, agrega Edson al lamentar el paso de muchas bandas que solo se reúnen para pasar el rato y ya.
Raza fiel.
Edson, dando autográfos. Foto: El Dañado |
Pero el aforo, afortunadamente para la escena, sigue con vida, pues señalaron que efectivamente hay muchas bandas de rato, pero hay más que son las que tratan de salir del mismo foro “con puro amor propio y como le puede a la banda gustar o prender, también le puede aburrir y mentarte la madre, entonces siempre pensamos en que te va ir bien y ya. Arriba del escenario es punto y aparte”.
Y David añade para no dejar incompleto el tema de la diversidad de Tlaneplanta, que se ha vuelto hoy un pequeño imperio de reggaetón: “Creo que como en cualquier estilo de la música hay público para todo, y tanto en el reggaetón como en el metal, en el ska, en el punk, en el rock urbano, hay gente fiel que tiene ideales personales y que entienden lo que es una escena como tal, desgraciadamente los que la entienden es una cantidad muy poca”.
No obstante reconoce que sí ha sido un tanto complicado sobresalir y subsistir al ambiente en la actualidad al no ser precisamente el boom de principios de los noventas, cuando salieron a flote bandas como Transmetal o Nex-T, aunque advierte que el pisar un escenario para ninguno de los tres integrantes es buscar retribuciones económicas, pues lo hacen por ese gusto que sólo un músico puede sentir y describir y eso, eso satisface todas sus necesidades, pues como relata por fin el tímido Jessy (José Luis) al sacar el thrasher interior: “es sobrevivir a la gente a la que le tocas, con diez ó veinte se tiene que destruir el lugar”.
Prostituyen el metal mexicano.
Sin embargo y a pesar de las calamidades propias a la que ha sobrevivido el heavy metal mexicano a lo largo de su sufrido nacimiento y doloroso desarrollo, hay todavía una infección a la cual resistir: la trata de los grandes promotores.
Sí, porque aparentemente México vive hoy una gran aforo del heavy metal internacional como nunca antes, pero el precio, el gran precio lo tienen que pagar quienes buscar sobresalir y dar a conocer su música, las bandas mexicanas que en muchos de los casos se quedan en el intento tras el negocios de grandes mafias.
“Mira, pasa algo muy chistoso, ahorita que pasó el Metal in The Forest (en el Estado de México), hay muchas bandas locales en el cartel, y que bueno, pero te comprometen en vender boletos y eso es algo que creo que está mal, porque si a uno como grupo se la da la oportunidad de tocar en esos eventos es porque sabes que a la gente les va a gustar y el vender boletos es comprometerte con el trabajo que debe hacer promotor.
El Metal in The Forest, por ejemplo, ha bajado de calidad, no es la escena como cuando en los 90, cuando nuestros amigos de 40 años nos platican que había una boom de todo esto, pero ahorita quedan mal en muchos sentidos, la organización deja mucho que desear, cancelan bandas y avisan el día que es la tocada, entonces ya hay una falta de credibilidad y es complicado para las bandas nacionales, porque luego, además, condicionan a quienes van a verlas y salen perdiendo, rompen la ilusión de la banda, venden su sonido, y eso no tiene sentido”, demanda David ya algo más serio de lo acostumbrado y llevándose la mano a la barbilla en señal de preocupación.
Strike Master, amigos entrañables.
Y el misterio para los fans en la separación de los emblemáticos Strike Master seguirá así por mucho tiempo, hasta que el propio Colonel lo diga o se divulgue de boca en boca, pues Envenomed únicamente recapituló lo que esa banda había dicho a La Nopalera en mayo.
“Nosotros sabemos más o menos cual es la verdad (de la separación de SM), pero son cosas personales y no puedo decir más por respeto a ellos que son mis amigos, pero creo que para ellos es tiempo de hacerse cargo de ellos mismos, ya llevan mucho tiempo turiando, yendo a otros países y es momento de que se hagan cargo de ellos mismos”, es todo lo que dijo David al respecto.
Gracias.
Con un demo grabado y un EP recientemente publicado y presentado aquí hace unas semanas, Envenomed sólo señala que este es un trabajo con cuatro rolas grabadas en la maqueta y cuatro de reciente creación, en tanto que el poco dinero captado de esas ventas sirve para casos de emergencia en gira o para compra de equipo.
“Estamos muy felices de venir a Oaxaca, nos han hablado mucho nuestros amigos de Strike Master, nuestros carnales la verdad, que siempre nos dicen: “vayan a Oaxaca y a Monterrey, que son las mejores plazas del país”.