5 de marzo de 2013

Una brecha hacia la Zona Radical



“El anarquista niega el derecho de todo gobierno
a inmiscuirse en su libertad individual”
Herbert Spencer

“Aunque yo no cargo los pelos parados
como ustedes, también soy punk”
Arturo Huizar

Coco Metal

Paulatinamente La Nöpalera abre nuevas brechas en su aún poca incluyente estadía como medio entre el ambiente subterráneo local. El heavy metal es y será su eje central, su principal motor, pero no el único, por ello existe en sus colaboradores la inquietud de abrir el espacio a su primo hermano, el punk, surgido, igualmente, en tierras anglas, existe la intensión, aún en proceso, de abrir el espacio a la Zona Radical.
Es sabido por una gran mayoría que una tocada punk se concibe como el espacio en el cual confluyen jóvenes, generalmente provenientes de complicadas condiciones socio-económicas, ataviados con estrafalarios ropajes y cortes de cabello muy suigeneris, ambos, por supuesto, de naturaleza casera, con la consigna de manifestar al ritmo de una música estridente y rudimentaria (tres acordes básicos, aquí el virtuosismo no tienen cabida ), es el repudio que les provoca un sistema económico jerarquizado en clases, alienante y de índole patriarcal.
Por tanto, estas congregaciones de masas han de constituirse también en plataformas para la difusión de toda clase de ideologías y posicionamientos anarquistas, asi como para dar a conocer causas concretas que, por lo regular, involucran a los llamado “compañeros de lucha”.
Tan enfática propuesta acomete nuestra conciencias cimbrando los esquemas mentales que cada uno nos hemos forjado respecto al sujeto y el grupo del cual forma parte activa.
Según el filosofo español José Ortega y Gasset, el accionar de un determinado individuo y las correspondientes repercusiones histórico-sociales que implica ese accionar, se supeditan a la máxima: “Yo soy Yo y mis circunstancias”.
Encuentro y defensa de ideologías.
Si a tal postulado lo fusionamos con fundamentos marxista-leninistas( el reclamo hecho por el proletariado de la plusvalía, producto de una inhumana explotación laboral base de la obscena opulencia del gran financista), ecologistas (la salvaguarda de recursos vitales y biológicos:  Agua, tierra, especies de flora y fauna, mas el añadido de rechazar una cultura consumista) y le agregamos  un toque de contracultura( tratar de incorporar formas exógenas de pensar, sentir y actuar al entorno inherente), podríamos estar explicando la conformación de aquellos estereotipos denominados en no pocas ocasiones de una manera errónea y prejuicios  punketo, sinónimo en esta sociedad  de delincuente juvenil o  parista de la UNAM (por mencionar).
A groso modo, el anarquismo muchos lo definen como un conjunto de corrientes político-ideológicas emanadas de ciertas tesis marxistas, cuyo eje central es cuestionar el andamiaje jurídico del Estado moderno; no pretende la subversión destructora del orden social.
La delgada línea entre el anarkopunk surgido hace casi treinta años y el ejercido, en la actualidad, sobre todo en países latinoamericanos, donde los estratos sociales son mayormente corruptibles, es mínima, aunque si diferencial.
Y aunque el anarko es más un sentido político que un género musical, pues es más el subgénero crust es el que lo retoma como estandarte, si es una expresión habida de justicia social, también cambiante en sus expresiones.
Anarquismo, en un estricto sentido etimológico, no es pintar bardas, no es cubrirse el rostro para cometer desde el anonimato actos lesivos, no es coartar derechos tan elementales relacionados con el libre tránsito en calles y avenidas, mucho menos es la derogación de todo código legal para que impere la ley del más violento radical, si es, en cambio, propugnar por un ordenamiento constitucional que permita la amplia expresión de libertades.
Es válido, e incluso socialmente sano, que se alcen voces procedentes de sectores juveniles, sin importar el hecho de que enarbolen utopías de muy difícil cabida en un mundo hipermercantilizado, donde todo parece indicar que los derechos humanos son descartables.
En La Nöpalera  iempre hemos sostenido y sostendremos la adecuada legitimidad de la expresión musical para encausar inquietudes e inconformidades.
Es loable hacer del conocimiento público la adversa situación jurídica de un compañero de causa, con la finalidad de procurarle toda ayuda posible, siempre y cuando su inocencia conste, sea evidente e irrefutable.