21 de julio de 2012

Aniversario de lujo

* La Nöpalera vibró con un bestial y bruta concierto, con diversas bandas de la escena local, todas de magnifica técnica y soberbia presencia

Brutal Street, arranque demonicaco.
Texto: Coco Metal
Foto: El Dañado

Con un cartel variado, y por demás brutal, La Nöpalera festejó su primer aniversario con un concierto que incluyó la presencia de los Mefori, provenientes de la Cuenca del Papaloápan y quienes dieron un cierre de lujo a la velada, el pasado fin de semana.

A pesar de la imperante lluvia, alrededor de las ocho y media de la noche se levantó el telón para que Brutal Street se posicionara del escenario en primer turno. Nobel banda que, caracterizados según lo indican los cánones del subterráneo nórdico, honraron a las deidades paganas de tan gélidos y septentrionales parajes; todo un tétrico ritual, cuyo punto culminante fue dedicado a los pioneros británicos Venom, al resonar la ya mítica y blasfémica plegaria “Black metal”. Un comienzo en verdad intenso.


Hellmidiam, speed de poder.

Los Hellmidian retomaron más tarde en el foro el speed metal al interpretar versiones de los teutones Helloween. “I want out”, “Victim of fate” y “Starlight” fueron intensísimas líneas que transportaron a la ciudad de Hamburgo para tributar el movimiento fundado por Kai Hansen a mediados de los 80, conocido tiempo después como power metal.

Al cerrar su participación con “Hallowed by thy name” de Iron Maiden, refrendaron la atemporalidad del heavy de corte más clásico.

Un cambio brusco, respecto a género y propuesta, se encarnó con el brutal death grind desplegado por los salvajes Deshumanizer. Bestial banda que incorpora en las voces a Adal, de Dark Beyond, y que siempre han evidenciado barbarie sónica y la ocasión que ocupó no sería de ninguna manera excepción a la regla. De principio a fin captaron las energías de los muchos metaleros congregados en una avasallante comunión entre banda y fans.


Deshumanizer, brutal como de costumbre.

La lluvia se intensificaba de forma simultánea a los ánimos y ganas de continuar escuchando buen metal. Demential supo estar al nivel de su predecesor al mostrar los rabiosos temas  incluidos en su más reciente trabajo: “Liberación”, colección de rolas llamadas a ser referentes del death melódico hecho en la entidad zapoteca.

Como es costumbre, los Herpes, ya infaltables e infalibles en la escena local, hicieron acto de presencia con la única intención de taladrar los ebrios encéfalos presentes. Death gore  de increíble manufactura cercano a la media noche; a destacar, un tema inédito que se incluirá en su próxima e inminente grabación.


La Nöpalera, encendida.

Sin conceder el más mínimo respiro, Evil Blood soltó estrepitosas bombas de thrash old school, breve pero emotiva incursión de estos músicos aferrados a la bay-area, atuendo, mas actitud, confirmaron tal aseveración.

La tocada se enfilaba a su recta final con el culto a fuerzas oscuras protagonizado por  Born to Raise Hell, combo que oferta tanto versiones de clásicos de Slayer, Mayhem y Gorefest, como composiciones de autoría propia, muestra de ello son “Bloody Vengueance” y “Estandarte del sol”.


Con todo el esplendor del metal.

Los traídos directamente de la cálida y húmeda Tuxtepec, Mefori, fueron los encargados de cerrar una noche intensa. Brutales, eufóricos, enervantes y completamente poseídos por las más grandes fuerzas del metal, cerraron el primer capítulo de La Nöpalera, que espera seguir en su camino de dar a conocer lo hecho en Oaxaca.


El Crimi, siempre bestial.

La nopalera agradece la participación de cada una de las bandas que acudieron al llamado, así como la asistencia de los entrañables fans que saben vivir el metal con autentica pasión; de reconoce también la invaluable labor organizativa de Dracula y Crimi para concretar el concierto.

10 de julio de 2012

Un año de metal nopálico


El metal oaxqueño, hecho de bronce. Foto: El Dañado

El Dañado

El diez de junio del 2011 La Nöpalera vio la luz en medio de un turbio nacimiento. La idea original de realizar una propuesta diferente en cuanto a medios de comunicación se refiere, y con la única intensión de dar a conocer lo que las bandas oaxaqueñas crean, se vio desmembrada por falta de compromiso de muchos de sus iniciadores.

Hoy, a poco más de un año de esa responsabilidad, la de fomentar el metal hecho en Oaxaca, La Nöpalera reitera ese cometido y gracias a la fe de la banda, de la raza, de la nopalera, sigue en pie de lucha, la lucha cotidiana de quienes en su cuarto, cochera o lugar de mayor preferencia, encienden el amplificador y estriden guitarrazos, sumbean bajos profundos, golpean con verdadera furia los tambores o desgarran la garganta para hacer aquello que más nos gusta: el heavy metal.

Una vez alguien dijo que no había mejor manera de dar a conocer el sentir de las bandas que hacerlo quien ya ha estado en un escenario. El cometido se hizo y la compresión ha sido evidente. La Nöpalera ha servido para ser el enlace entre las propias bandas, de ser partícipes de un foro en la red y de saber que ellos, los diferentes grupos, son importantes por el simple hecho de crear, de hacer música.

“Juramos por el rock que la música unirá y divertirá a todos los jóvenes del planeta”, versa una cita de los germanos Helloween. Y así es, la música, la más bella y sensible de todas las bellas artes, ha sido la unión de la banda, de esa nopalera oaxaqueña que ha andado por un camino lleno de espinas, piedras y demás obstáculos; la de Oaxaca, es meramente una raza hecha de bronce, aguantadora y llena de esperanza para creer en su propia fuerza.

Han sido cientos de bandas las que han llenado el corazón oaxaqueño; la semilla que sembraron gente tan mítica como los desparecidos Cuero y Metal y Ramsés, u otros de más reciente creación como Blemish o Nahual, han hecho que la escena subterránea zapoteca tenga hoy el gozo de mayores carteles, tocadas y conciertos.

Antaño prácticamente sólo esta ciudad capital era centro ceremonial de la escena y hoy es grato contar con decenas de grupos y ambientes propios en regiones como en el Istmo de Tehuantepec, la Cuenca del Papaloápan y con mayor arraigo en la Mixteca, prácticamente hoy la nueva metrópoli del metal oaxaqueño. De los Valles, Zimatlán y Ocotlán, los distritos con mayores aportes, al igual que la frontera con la Sierra Sur, en especifico Miahuatlán.

En efecto hace mayor responsabilidad de la propia banda en los grandes conciertos que han originado que la capital oaxaqueña prácticamente esté vetada de todo gran espectáculo, pero como en todo, hay evolución y desde esta redacción no cabe duda que el valle zapoteca volverá a ser centro de atención.

Lo que reinició como un proyecto prácticamente personal, fue adquiriendo inquietud de otros y con orgullo hoy La Nöpalera puede presumir de gente fuera de los renglones, de la redacción, gente que ha creído en el proyecto y que se ha sumado por considerar positivo el promover lo hecho con manufactura oaxaqueña.

Igualmente se adhirieron escribanos que en cada tocada está con pluma y papel en mano escribiendo parte de la historia del metal oaxaqueño, para posteriormente direccionarlo al portal, al blog de los metaleros oaxaqueños.

Gracias a todos y todas quienes han hecho del metal oaxaqueño una razón para que este siga existiendo. Gracias a los músicos oaxaqueños por crear, por tener fe en sí mismos, por recordarle al resto de la república que lo hecho aquí, está bien hecho. Gracias a los colaboradores de La Nöpalera, a sus dos columnistas, uno de ellos desde el Distrito Federal. Gracias a quienes nos han permitido cubrir los diferentes conciertos locales y vamos por más, a traspasar fronteras.

Gracias a ese suplemento semanal llamado Pueblo Fonky, hoy extinto, donde nació el concepto de la nopalera, sinónimo de raza, banda, pero con autenticad, con sello propio oaxaqueño.

Gracias a quienes nos concedieron entrevistas, a quienes nos regalaron poses para la lente y a quienes han hecho de La Nöpalerala un lema con vida: Todo el metal zapoteca. 

Eternos agradecimientos a Coco Metal (redacción), Ramlag y Dragar Ciavid (columnas), Crimi (staff primer aniversario) y a quienes ya no están, pero fueron parte importante en su desarrollo: Rigel, Adrián Girón (redacción) y Adriana Chávez (video).

9 de julio de 2012

El metal se abre camino


Un año de pisar por el metal. Foto: El Dañado

A un año de iniciar la cabalgata por fomentar y promover el metal hecho en Oaxaca, La Nöpalera mantiene su filosofía: dar cabida a todos los géneros y a todas la bandas

Coco Metal

Tal como lo manifiesta el titulo de esta reflexión, un género, cual poliedro por sus múltiples rostros que expone las diversas inquietudes de las juventudes en occidente, se niega a recluirse en el sepulcro de la indiferencia y marginación.

Aquí en Oaxaca los metaleros enfrentan una carencia de recursos, es cierto, y los prejuicios en torno a ellos aún persisten desgraciadamente, sin embargo, cómo organismos en entornos hostiles acosados por paradigmas darwinianos han sabido responder.

Luchan, se mimetizan y, cuando parecen derrotados, vuelven a erigirse como el estandarte de una sana y legitima rebeldía.

A un año de haber arrancado esta intensa y original aventura, el panorama se vislumbra alentador.

No pocas bandas locales consiguieron quebrar obstáculos debido, en gran medida, a una más amplia y asequible tecnología, misma que les ha permitido autofinanciarse alguna grabación de aceptable calidad, algo que antaño se tornaba más complicado; también se recuperaron espacios para la exposición del trabajo realizado y abrieron otros antes vedados.

En el metal confluyen un sinnúmero de factores que le han granjeado legiones de fans incondicionales por todo el orbe en prácticamente 40 años de existencia.

Implica fuerza rítmica, se torna estridente sin menospreciar la melodía, a veces oscuro y melancólico, nos conduce de una fantasía medieval a un cuadro romanticista decimonónico; se sirve de la historia y la protesta social para reivindicarse, hace alarde de sofisticación y virtuosismo, pero ante todo, propugna  siempre por la apertura y por la inclusión.

Aprendamos a no cerrarnos, a no repeler aquello estigmatizado por la cerrazón e intolerancia. En La Nöpalera tienen y tendrán cabida todos.